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    Defendiendo la montaña, ¡NATURALMENTE!

El gran descubrimiento

El Centro de Espeleología de Aragón consiguió superar los mil metros de profundidad, algo similar a subir un ´ochomil´, en el Sistema de Lecherines, en el macizo del Aspe La entidad lleva trabajando en la cueva 19 años.

Han pasado 19 años de exploraciones en el corazón del valle de Canfranc. El pasado 31 de julio fue histórico, puesto que nueve miembros del Centro de Espeleología de Aragón superaron la cota de los -1.000 metros en el Sistema de los Lecherines, en el interior del macizo del Aspe. Alcanzar la cota exacta de los -1.009 llenó de alegría a los expedicionarios dado que este hito se considera como algo similar a subir un ochomil. Ahora hay tres cavidades que superan los -1.000 metros en Aragón: las Fuentes de Escuaín, Otal-Arañonera y el propio Sistema de Lecherines.

Han pasado 19 años desde que se comenzó la exploración en el Sistema de Lecherines hasta alcanzar este éxito. Después de cuatro días de incursión en la cavidad, transportando material de buceo, se logró superar un sifón situado en la cota -990 metros y se alcanzó un segundo sifón en el que los espeleólogos descendieron 17 metros. La exploración de un sifón a estas profundidades es la primera vez que se realizaba en una cavidad aragonesa.

El Sistema de Lecherines se desarrolla en materiales del Cretácico superior y del Terciario, bastante plegados y acumulados merced a los cabalgamientos. El macizo está atravesado por tres grandes fallas, además de diaclasas que han favorecido la creación de grandes campos de lapiaz. "El año 91 se localizó la entrada. Llevamos 15 años explorando todas las galerías. Estamos involucrados unos 80 espeleólogos y cada año se organiza una expedición en la zona del Aspe", explica Mario Gisbert, miembro del Centro de Espeleología de Aragón.

Las simas en alta montaña se sitúan a unos 1.100 metros, cerca de los Mallos de los Lecherines. El coche se deja en el refugio López Huici, cerca del collado de la Magdalena. Hay una hora de aproximación a las entradas de las cuevas. "La surgencia de las aguas está en Villanúa, por lo que ya se suponía que había más de 1.000 metros de desnivel. Esperamos unir la entrada con la salida en Villanúa dentro de unos años. Así completaríamos el sistema hidrológico que serían unos -1.100. Por encima de las bocas superiores quedan unos 200 metros de caliza. El desarrollo total de la cavidad es de 15.540 metros", afirma Gisbert.

El 31 de julio llegaron a 70 metros de desnivel de Villanúa y a 4 kilómetros de distancia. Para explorar zonas a -1.000 metros hace faltan varios días. "Son 15 horas de marcha continua hasta el inicio de la exploración. Se pasa por diferentes vivacs preparados. Hay que utilizar un día para bajar, otro para subir y al menos dos de exploración".

En Lecherines se ha explorado un sifón a gran profundidad. "Hace falta mucho material de inmersión y para llevarlo se necesita bastante gente. Unas 20 personas a relevos aproximaron unos 500 kilos de material", dice Gisbert.

Hace cuatro años los miembros del CEA dejaron la exploración a 990 metros de profundidad. "El río subterráneo se perdía en un sifón. Se pudo bucear en un primer sifón que no era muy largo, de unos 20 metros. Aparecía otra galería aérea y un segundo sifón donde el espeleólogo, Marcos Pastor, descendió otros 17 metros. Allí nos quedamos", relata Mario Gisbert.

La dificultad del Sistema de Lecherines es explorar los pozos verticales de más de 90 metros. "Cada pozo es como un torre del Pilar. Con cascadas de agua a veces es peligroso". Las exploraciones se hacen en verano cuando la nieve se retira. "También se está pendiente de las tormentas de verano y hay que tener cuidado que no nos pille una crecida. Depende de donde te coja, el río subterráneo puede ser peligroso. Pero el mayor problema puede ser el retraso en salir".

Previsiones

Los espeleólogos suponen cómo será lo que queda de explorar de cavidad hasta su salida en Villanúa. "De donde estamos a la localidad habrá galerías horizontales de 10 metros de diámetro. Los cabalgamientos y grandes desniveles ya los hemos pasado".

La temperatura en el interior del río subterráneo es de cuatro o cinco grados. "Y la temperatura ambiente está a unos 6 o 7 grados con un cien por cien de humedad. Se está bien mientras progresas, pero si te paras, a los diez minutos el cuerpo nota el fresco". Además de los forros térmicos de progresión llevan ropa térmica, pasamontañas, guantes y calcetines térmicos. "El peor momento es cuando sales del saco tras dormir y tienes que ponerte la ropa mojada y llena de barro", concluye Juan Gisbert.

Ricardo Marti
www.redaragon.com