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Crónica alta montaña: castillo mayor y turbón

La salida promocional de la Sección de Alta Montaña del pasado 18 y 19 de abril se tuvo que cambiar por motivos meteorológicos del destino inicial del Pico La Espada a la zona del Turbón, aquí teneis la crónica a cargo de Xabi Garate.

 Suena el despertador. Son las 6:45 de la mañana. Hoy voy ha realizar mi primera salida de montaña con el Club Pirineos. He de admitir que estoy algo nervioso. La situación de ser “el nuevo” nunca me ha gustado. Siempre hay que forzar las situaciones para que empiecen a fluir las palabras. ¡Ojalá esta vez no nos cueste tanto!
Establecimos la hora de quedada a las 7:45 en el CPS. Ya han pasado cinco minutos y aquí no aparece nadie. Escribo a Pepe y me dice que ellos ya están en el lugar. Obviamente, no estoy en el sitio adecuado. ¡Joder! Empiezo bien el fin de semana.
Ya nos hemos juntado todos. Al final somos menos de los esperados. Nos repartimos en dos coches: Pepe, Víctor y Alberto a la cabeza y David, Natalia y yo en el segundo. Nos dirigimos hacia Aínsa. Allí nos juntaremos con otra chica del grupo para almorzar, antes de ir al monte.
Eva ya está dentro, esperándonos. Tras las obligadas presentaciones, nos disponemos a almorzar. Son las diez, hora del café. En lugar de solos, cortados y cafés con leche, la mesa se llena de bocadillos, cruasanes y jamón. ¡Esta gente sabe almorzar! Ya me caen mejor.Con la tripa llena y el ánimo alto, nos dirigimos a Puértolas. Municipio pequeño de la comarca del Sobrarbe, que seguramente posea el título de ser el municipio con mejores vistas a la Peña Montañesa. 


Aparcamos en el desvío hacia las poblaciones de Bestué y Escuaín. Preparamos todos los bártulos y dirigimos nuestros pasos hacia el Castillo Mayor. Montaña sinclinal con forma característica de fortaleza. ¡Vaya paredones! Al poco de comenzar a andar, nos adentramos en un bojeral que nos llevará hasta las mismas paredes del Castillo Mayor, no sin antes pelearnos más de una vez con las ramas. ¡Alberto casi hasta se queda colgado del paraguas! Tras bordear las paredes, buscamos el paso más fácil hacia el gran prado superior. Las bromas y risas son constantes en la subida. Frente a nosotros, encontramos el lapiaz, sobre el cual, podemos observar la cumbre. Atacamos esta última subida desde la cresta S.E., remontando laderas herbosas que luego dan paso a la característica roca caliza. Son las 14:00 y estamos sobre la cima del Castillo Mayor (2.018m), uno de los miradores más bonitos del Sobrarbe. Felicitaciones, besos y algún abrazo. La única pena es que la nubes no nos dejan ver mucho. Aun así, no nos hemos mojado por ahora y, eso sumado a la cima, es razón más que suficiente para estar felices.




El radar meteorológico de Víctor amenaza con lluvia y no nos queremos arriesgar a ser gafes y decir que no nos mojaremos. Así que comemos algo y para abajo. Esta vez por la mitad del lapiaz hasta el prado. Gran parte de la bajada será por la misma vía que la subida, pero hacia el final nos desviamos hacia una pista forestal para poder hacer una circular. Antes de llegar a la pista reponemos líquidos en una fuente, que viene bien, sobre todo, por sialguien se deja la cantimplora vacía al salir de casa. A las cuatro de la tarde, damos por finalizada la salida, después de 4:40 horas y 917 metros de desnivel positivo. 
Volvemos a Aínsa ha celebrar nuestra salida tomando algo. Sigue habiendo risas por doquier. Al menos, nadie les podrá echar en cara que les falta ánimo. En este momento surge la conversación de la filosofía del deporte y de la montaña que nos acompañará todo lo que queda de fin de semana. Diferentes puntos de vista, diferentes formas de pensar, pero sobre todo, amor a la montaña. 
Antes de que se nos haga tarde, nos vamos a Campo, donde Pepe se ha encargado de conseguirnos dos apartamentos estupendos donde pasar la noche. ¡Con vistas al Turbón y todo! A la vez que se acerca la hora de la cena, van llegando otros compañeros del Club, hasta hacer un total de 12. La cena brilla por su ambiente. Generosidad, risas y relatos: un niño metidos en una mochila en Vignemale, gente en pareo y chanclas por el Paso de los Sarrios, terribles tormentas en Ordesa… ¡Qué miedo nos han metido con las Lorenzadas!

Suena el despertador. Son las 5:45. Hoy nos toca madrugar. Tenemos que hacer frente al Pico Turbón, así que después de desayunar y recoger todos los bártulos, nos dirigimos con los coches al municipio de Vilas del Turbón. Esta montaña solitaria tiene una curiosa forma de herradura con grandes farallones que caen verticalmente. Aparcamos el coche en frente del municipio y comenzamos a andar llenos de ánimo. La previsión meteorológica no era buena, pero el día ha amanecido espléndido. Poco a poco, vamos ganando altura. Al principio por una pista, después un bosque precioso y ahora a cielo abierto por una pradera. El cielo se va tapando y, para cuando nos damos cuenta, está nevando. Aunque solo ha sido un momento, ha sido suficiente para darnos cuenta que la ascensión de hoy será especial. 




Llegamos al Puerto de Ares y lo que nos encontramos de frente nos deja la boca abierta: el macizo del Posets, Perdiguero, Maladetas, Aneto… Tantas y tantas cimas ascendidas y por ascender. Torcemos al noroeste y accedemos a la cresta del Pico Aligás (2.296m) y el Turbonet (2.344m). Desde aquí ya visualizamos la cima del Turbón, para el cuál aún nos queda un trozo. Descendemos al collado de Portella y nos adentramos en la última rampa. El grupo se disgrega, cada uno lucha consigo mismo para mantener el ritmo, pero todos llegamos a la cima del Turbón (2.492m). 









Felicitaciones, abrazos, besos y gritos de alegría. Después de dos días con este grupo me doy cuenta que más allá de celebrar la cima, celebran la oportunidad de estar todos juntos en ella y la felicidad conjunta de haber podido realizar la salida. Es uno de esos detalles que hacen de un grupo, un gran grupo. Disfrutamos de un buen almuerzo disfrutando de las vistas.
Al igual que ayer, el radar meteorológico de Víctor amenaza con lluvia y, hoy además, gozamos de la compañía de los “nubes negras”, por lo que sin tardanza, decidimos comenzar el descenso. Volvemos hasta el collado de Portella y esta vez tomamos la Canal de lasFuevas para bajar. Una canal que le da un toque interesante a la bajada. 



Volvemos a acceder a la pista que hemos usado para ascender a la mañana y bajamos por ella hasta las cercanías del aparcamiento. Finalizamos la salida después de 7:20 horas y 1.287 metros de desnivel positivo.
Con el objetivo de comer algo y rehidratarnos, nos dirigimos de nuevo a Campo y comemos en la terraza de un bar. Después del esfuerzo realizado, los platos combinados, las hamburguesas y los bocadillos no tardan mucho en desaparecer de la mesa. Poco a poco, el grupo se disgrega en diferentes coches y partimos de nuevo hacia Zaragoza.
Una vez de vuelta en el CPS, nos despedimos, como no, hablando de montañas. Cada uno valorará a su manera el fin de semana, pero yo, a nivel personal, debo decir que cuando se unen el Pirineo, la buena compañía, el buen humor y el paisaje, no cabe esperar más, disfrutar del momento y sentirlo como algo especial. Ha habido momentos de risa, momentos filosóficos e incluso algún momento para intentar solucionar el mundo. Algunos minutos de cansancio y miles de segundos de belleza pirenaica. Con un grupo así, da gusto disfrutar de la montaña. Gracias a vosotros, “el nuevo” se ha sentido como si fuera parte del Club desde hace mucho tiempo. ¡Gracias a todos por este fin de semana!

Nos volveremos a ver pronto. Mientras tanto, ¡disfrutad de la montañas!

Xabi Garate