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Crónica salida promocional Telera -17 de junio 2017

Toda esta historia que voy a contar empezó para algunos el sábado 17 de junio a las 6:00 am en parking del CPS, algunos compañeros la adelantaron al viernes para disfrutar una tarde antes del aire del Pirineo e incluso otros desde el jueves aprovechando el puente del Corpus.

Camino a Peña Telera (2.764 m) y Peña Foratata (2.341 m), nos encontramos la carretera hacia Piedrafita de Jaca mejor de lo esperado, pocos coches y algún que otro ciclista calentando para la Quebrantahuesos, así que en el refugio nos dio tiempo de echar un café y un bocado rápido.

Ya con todo el grupo al completo (Sara, Mikel, Jose Manuel, Natalia, Javi, Carmelo, Eli, Miguel, Gabriel, Carlos, Fernando, Mario y los monitores Alberto, Victor y Tomás), nos dirigimos en coche hasta Lacuniacha y de ahí hasta el desvío de la senda del Ibón de Piedrafita.

Prometía un día caluroso y así fue, llegamos al Ibón por la senda viendo constantemente Peña Telera de frente, la última vez que pasé por allí lo crucé andando de punta a punta con una capa de hielo que a saber cuánto tendría.

Nos hicimos las fotos correspondientes y lo bordeamos para empezar la ascensión por la canal de Cobacherizas, aquí empezaba la diversión, pendiente a ojo de unos 40º con “pedrera inmunda”, la nieve se había ido en su mayor parte por la ola de calor que estábamos sufriendo así que en vez de ponernos crampones buscábamos la sombra y nos hidratábamos con las paradas reglamentarias que nos marcaban los monitores y de paso reagruparnos. 

Llegamos al collado de Cobacherizas y una de las dudas que se tenía se solucionó, ¿Cómo estaría el paso horizontal?, si había neveros iríamos bordeando por detrás la Peña Parda para no asumir riesgos innecesarios ya que la caída en caso de descuido o mala suerte era considerable y mortal.

Los monitores vieron que el paso horizontal estaba limpio de nieve, después vimos que así fue quitando unos pequeños neveros muy fáciles de rodear, las vistas y la sensación de estar casi en el aire merecieron la pena, era la ruta más corta y más impresionante. 

Durante toda la mañana estuvimos hablando, a excepción de la subida por la canal que nos apretaba, el tema principal era el disfrute de la montaña, y por supuesto conocernos un poco más.



Después de llegar al siguiente collado,  que nuestro camino se cruzase con la gran diagonal y de ascender una fácil trepada, llegados a un colladete, allí nos volvimos a reagrupar y algunos aprovecharon para rellenar sus cantimploras/camelback en un nevero cercano. El calor seguía apretando.
Última subida, un falso llano y nos presentamos en la cima después de ver las primeras edelweis de la temporada.



Abrazos, fotos, algo de comida, meditación, buena conversación, risas y todo lo bueno que se hace cuando uno consigue su cumbre con unas vistas del valle de Tena impresionante con los Infiernos al Fondo y el Midi d´Ossau a nuestra izquierda así que empezamos a retomar el descenso, siendo aproximadamente las 15:00, tiempo suficiente para ir bajando y llegar al refugio para ducharnos y cenar.

Emprendimos la bajada sin saber la experiencia que nos esperaba y la alegría de llegar a cima en buen tiempo, un primer rapel de 60 metros en piedra, el terreno estaba muy suelto con el peligro que conllevaba para los compañeros. En este primer rapel ya nos dimos cuenta que el tiempo corría más rápido de lo esperado pero contábamos con varias horas de sol por delante, un primer grupo se adelantó para decidir junto a Alberto y Victor si ir por la canal Y o por la Z, la Z más larga pero con menos rápeles y la Y más corta pero con más rápeles, Tomás nuestro ángel de la guarda siempre cerraba el grupo y se preocupaba por el material una vez utilizado.

Se decidió ir por la canal Y,  más entretenida por los rápeles pero que al final la ventaja que tenía por acortar se volvió en nuestra contra. Se montó un primer rápel de unos 5 metros hasta llegar a una pequeña plataforma donde había un anclaje en la roca para montar una buena reunión y hacer otro rápel de 60 m esta vez mixto con nieve y mucha piedra suelta, Alberto bajó para montar el rápel y ver como estaba el terreno, después bajó Víctor, paso el tiempo y nos pareció entender que en la primera instancia que querían finalizar el rápel no le pareció segura y con muy buen criterio decidieron que el rápel terminara en una gruta. 

Bajamos todos poco a poco, tal vez más lento de lo esperado, mucha gente, cuerda mojada y muy pesada, a veces con enganchadas, mucho desprendimiento de piedras que le daba un punto peligroso y a alguien le dio un buen susto (perdóname Sara), aunque sabemos que las montaña están formadas de piedras y hay que convivir con ellas siempre hay que estar con el máximo cuidado.

Llegamos todos a esa gruta, una gruta poco profunda que estaba a una cota aproximada de 2500 m, con el suelo de piedras y rocas y con nieve a poco que te adentraras en ella, ahí estábamos todos viendo como los monitores montaban otro rápel de 60 m mixto, parecía más sencillo que el primero pero las piedras seguían allí, aunque se quitase alguna “disparando” piedras para desestabilizarlas y que rodaran. En medio de todo, Gabriel que había perdido las llaves del coche….. un flamante mercedes que se le cayeron cuando fue a hacer no sé qué.

Volvió a bajar Alberto, menudas tablas, con una cuerda de 60 m a cada lado de la cintura, una vez abajo nos diría como estaría el terreno para los crampones, los 60 m se quedaron cortos y se buscó opciones para ganar unos metros, se colocó una cinta plana de 4 metros pero en el mismo anclaje que estaba fijado en la roca ya que las juntas de las piedras se deshacían y no daba seguridad. La tarde iba pasando pero la seguridad era lo primero y se hacían las cosas pensando mucho para correr el mínimo riesgo, Alberto nos avisó que el terreno estaba regular, que deberíamos usar crampones, bajó Gabriel, después Victor para que con Alberto ver mejor el panorama, y después de ver quién bajaba el siguiente fue Fernando, cuando ya había salido nos comunica Alberto que se toma la decisión de que pasemos la noche, francamente la mejor decisión que se pudo tomar viendo lo que sufrieron los cuatro al bajar hasta el refugio.

Con cara de circunstancia nos animamos unos con otros, dándole un toque de humor tal vez debido a los nervios pero que fue una vitamina esencial para llevar con mucha calma la situación. Íbamos a pasar una noche difícil de olvidar, de las que hacen compañerismo y personas, dura pero llevadera.



Solo con mantas térmicas y la ropa que disponía cada uno aguantamos los 4 grados, nos dimos calor unos a otros, un vivac más que interesante, un atardecer increíble con el ibon de Tramacastilla de fondo y no decir del amanecer.

Buscamos cada uno un lugar lo más cómodo posible, encima de rocas, sentados, tumbados, de dos en dos, de tres en tres, como se podía vamos…. La noche fue pasando, algunos dormimos hasta 2 horas pero la inmensa mayoría no pegó ojo, si tuviera que explicar lo que oía en esos momentos era el sonido de 11 mantas térmicas moviéndose sin parar, de vez en cuando se oía alguna frase y risa como “si quieres cambio de postura” o “agárrame como si fuera nuestra última noche juntos”.

Teníamos la preocupación de no saber nada de los 4 compañeros que se fueron camino el refugio de Piedrafita, mandamos washapp y no obteníamos respuesta, ¿en una gruta a 2500 m en medio de la montaña había cobertura e internet? Pues sí, había. A las 4:00 Tomás que no pegó ojo por culpa del agua que le caía de la pared nos dijo que habían llegado al refugio y que habían llamado a la GREIM para explicarles nuestra situación. Nos despertamos todos (aunque no había nadie dormido) y empezamos a preguntar, estaban los 4 en el refugio, después ya nos explicaron lo que se encontraron después de ese rápel, inclinaciones de 60 grados, bloques de piedra que se movían, pedreras insufribles…. Y todo con frontales y el GPS de Víctor durante más de 5 horas.

Gabriel fue el primero de todos que después del rápel continuó, que valiente Gabriel, de mayor quiero ser como tú, y al no tener GPS se montó su vivac para continuar la marcha al alba, y allí se lo encontraron dormido cerca de las 2 de la mañana como si nada. Francamente pasaron mucha peor noche los 4 que nosotros 11, sobre todo las vueltas de cabeza de los monitores Alberto y Víctor.

Cerca de la cinco de la mañana una llamada a Javi de un 974, quién podría ser? Estaba claro, nos preguntan si todo bien y así se contestó, luego descubrimos que según los periódicos alguien tenía hipotermia y nosotros sin saberlo.

Le dijeron a Javi que sería algo sencillo y que nos traerían algo caliente, esa parte la más deseada, y que ya estaban montando el equipo para venir a por nosotros nada más amanecer.

Empezamos a contar cada uno nuestra noche, siempre con buen humor, los paseos nocturnos, los cambios de sitio, los ronquidos de alguno, las luces de los frontales….. y a preguntarnos como lo harían, si nos harían subir por donde bajamos o continuar por la canal, subiríamos en el helicóptero o no…..
A las 7 oímos el ruido de las hélices, después de varias pasadas de reconocimiento desapareció y nos preguntábamos por donde estaría.

En un rato que nos pareció una eternidad oímos un voz masculina, era Iván el Guardia Civil de Salvamento de Montaña que su primera frase fue “estáis todos bien?”, contestando al unísono como colegiales “si, todos bien”.  Nos explicó en detalle cómo iba a ser la evacuación, en un principio iban a poner un sistema de rápeles para bajar de tres en tres por la canal pero vieron la inestabilidad del terreno y  lo larga que sería la bajada y casi de inmediato lo desecharon así que mediante un sistema de poleas y contrapesos fuimos subiendo uno a uno, primero el gran Miguel que por su experiencia iba a subir una cuerda que le pidió el Guardia Civil, después Eli y uno detrás de otro, intercalándonos entre gente con experiencia en escalada y gente con menos para que los GREIM pudieran dosificar mejor sus fuerzas.




A Iván, le salió una sonrisa cuando nos dijo que lo de los 11 allí era un record, la verdad que tenemos la gran suerte en Aragón en contar con una unidad de salvamento de montaña tan profesional y tan amable. Entre suspiros, sonrisas y comentarios nos tomamos la bebida caliente que nos trajeron (té y caldo de carne, bueno y una manzana que se comió el vegetariano de pantalón corto…..). Hablamos de la noche y nos explicó la dificultad de esa canal en esta época del año, la verdad que nos reímos un rato, tal vez por el alivio de verlo o porque realmente estábamos tranquilos después de haber vivido todo aquello.

La subida, por lo menos para un servidor, no fue nada fácil, la parte de la pared de 3 metros vertical mojada cayendo agua del deshielo y con cada piedra que cogías se soltaba fue la más penosa, así que me agarré casi como un jamón para que me ascendieran un poco desde arriba mientras intentaba arañar la roca con los pies para impulsarme.

Alegría cuando ví a los otros tres guardia civiles, con todo el sistema montado, me ayudaron a cambiar de cuerda para poder salir de la canal y llegar a la explanada donde nos iba a recoger el helicóptero, abrazos entre los asistentes y a esperar al resto de compañeros, el último iba a ser Carmelo que le pidió a Iván que subiera con él por un golpe que se había llevado en la rodilla.

Algunos salimos en el primer viaje de un total de tres, sentimientos entremezclados de emoción, nervios, tranquilidad…… vistas aéreas de lo que habíamos hecho difíciles de describir, y la mejor vista de todas, ver a Alberto y al resto de componentes esperándonos.

Más que emocionante el abrazo de reencontrarnos, y con ganas de saber cómo lo había pasado cada uno por su lado.

En algo más de 40 minutos estábamos todos a pié del Ibón de Piedrafita (El viaje sería 4-5 minutos), mucho más relajados estuvimos descansando y hablando, hablando, hablando y riéndonos de lo sucedido pero sin ser conscientes de lo que habíamos vivido.

En el refugio nos esperaban unas cervezas heladas, una ducha, un plato de macarrones increíble y unas pechugas con salsa de setas que en mi vida he comido algo tan bueno.

Algunos nos acostamos un rato antes de volver cada uno a su lugar de origen con la sensación al despertar que todo había sido un sueño, pero no, afortunadamente fue real.

Los protagonistas de esta historia son, Mikel y Sara agradecerles su gran compañerismo, Jose Manuel gracias por tu fuerza mental, Javi gracias por tu entereza, Carmelo gracias por tu calor, Eli gracias por tu sonrisa y alegría, Miguel gracias por tu sabiduría, Natalia gracias por ponerle esas ganas en todo, Carlos gracias por transmitir tranquilidad, Fernando gracias por saber estar, Gabriel gracias por tu experiencia, Mario por haberlo vivido, y a los tres monitores que decirles, alguien de este grupo comentó “Sois profesionales como una casa y viajaría a pirineos mil veces y seguiría vuestros consejos de actividades hasta que no hubiera picos por subir”.

La vida es un cúmulo de experiencias, esta es una de ellas que ha hecho que un grupo de montañeros y compañeros hayan aprendido un poco más, ahora a esperar a la próxima que organice el CLUB DE MONTAÑA PIRINEOS.

Por aclararlo si alguien ha leído algo en los periódicos: parte de heridos; NINGUNO, solo un golpe en la rodilla que el tratamiento fue antiflamatorios que fácilmente sin ellos se hubiera pasado en unos pocos días.  

Texto y fotos: Mario Magallón
Selfie de cima: Víctor Maestro
Sección Alta Montaña
Club de Montaña Pirineos de Zaragoza