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  • Defendiendo la montaña, ¡NATURALMENTE!
    Defendiendo la montaña, ¡NATURALMENTE!

Oberland suizo: travesía con esquís

Esquiando en el glaciar  Walliser Fiescherfirn. Al fondo, el Aletschorn (4.193) , el collado Lotschenlüicke (3.173) y el glaciar Grosser Aletschfirn.Este grandioso macizo, famoso especialmente por albergar el mítico Eiger, constituye uno de los más recomendables paraísos para la práctica del esquí de montaña. Pese a sus ciclópeas magnitudes tanto en extensión como en altitud, ofrece posibilidades válidas tanto para el esquiador de montaña más modesto como para el más exigente y capaz.
El Aletschorn (4.193) y el collado Lotschenlücke (3.173).Inmensos glaciares, legendarios cuatromiles y un sinfín de posibilidades y combinaciones, permiten trazar rutas por etapas para todos los gustos.
Curiosamente, las proporciones entre desnivel y extensión son similares a las de otras montañas, con lo que la percepción visual no se corresponde con los tamaños reales. Esta falsa apariencia se desvanece al enfrentarse a las largas horas de foqueo, momento en el que las auténticas dimensiones imponen el horario.
Se puede entrar en el macizo por diversos puntos, siendo el del tren del Eiger que se toma en Grindelwald, el que nos dejaría a mayor altitud. No obstante, la rapidez del ascenso puede pasar factura al aumentar la probabilidad de aclimatación insuficiente. En nuestro caso preferimos entrar por Blatten (Lötschen) y plantear una travesía abierta que tuvo siete jornadas: cinco etapas de traslado y dos ataques específicos.
 
1ª Etapa: Blatten (1.540) - Anenhütte (2.358)
El nuevo y aún poco conocido refugio de Anen posibilita entrar en el macizo mediante una etapa más bien corta, por lo que puede acometerse por la tarde del mismo día de llegada. Con los esquís calzados desde el mismo pueblo recorrimos el fondo del valle del Lötschental en un trayecto largo, suave y caluroso, propenso a las rozaduras. El refugio, situado en el escalón lateral del valle no era muy visible en la penumbra vespertina. De los 15 clientes que tenía, 12 éramos nosotros.
 
2ª Etapa: Anenütte - Konkordiahütte (2.850)
Un incómodo descenso hasta el fondo del valle, ocupado aquí por el glaciar de Lang, precede a la continuación de la subida que, con diversos repechos, nos guiará hasta el collado Lotschenlücke (3.173), próximo al refugio Hollandia (3.240), mucho más conocido y donde nos tomamos un respiro. El Aletschorn (4.193) es el dueño indiscutible del paisaje en este lugar, pero nuestro objetivo en ese momento es el Äbeni Flue (3.962), situado al lado contrario. Nos dividimos, un grupo lo ataca mientras que el otro continúa la etapa hacia el refugio Konkordia. El Äbeni Flue es fácil, pero en la cima faltaba nieve, había grietas y un hielo cristalino que obligó a subir con crampones y a esquiarlo con atención redoblada. El descenso desde la cima, salvadas las dificultades iniciales, da lugar a una esquiada de traslación de unos 13 km. de los cuales los cinco primeros corresponden al retorno al refugio Hollandia y el resto al recorrido del glaciar Grosser Aletschfirn hasta la encrucijada de glaciares denominada Konkordiaplatz, lugar estratégico donde se inicia la subida de las escaleras, auténtica “vía ferrata”, al refugio Konkordiahütte. Punto ideal para apreciar la disminución del espesor del hielo en los últimos decenios, que ha obligado a ir añadiendo tramos de escalera hasta alcanzar un desnivel de más de 100 m.
 
 
3ª Etapa: Konkordiahütte - Mönchjoch Hütte (3.627)
 
Con las primeras luces del alba y la torpeza de las botas de esquí bajamos las peligrosas escaleras hasta su base, donde habíamos dejado las tablas. Una vez en Konkordiaplatz, largo foqueo rumbo NO por el glaciar Jungfraufirn. Hacia la cota 3400 nos dividimos: unos atacaríamos el Jungfrau (4.158) y el resto irían directamente al refugio del Mönchjoch.
 
 
 
 
 
 
 
Ataque al Jungfrau: superando la rimaya del Rottalsattel (3.885).

La aproximación al pico discurre de modo increíble por la loma E que viene del collado Rottalsattel (3.885), defendido por una rimaya hasta la que pudimos acercarnos sobre los esquís. El paso de la grieta fue un momento técnico y delicado sobre un frágil puente y un resalte vertical de nieve poco asentada, hasta que conseguimos instalar una cuerda fija. Continúa una arista que da paso a una pala muy pendiente y helada seguida de un tramo rocoso con alguna trepada hasta la cima (4.158). De vuelta en la rimaya, tras haber conquistado un pico de gran sabor alpino, espectacular descenso por el mismo itinerario, una loma que solo tiene una salida válida exenta de precipicios. Una vez en el glaciar Jungfraufirn, restaba una penosa subida de más de 600 m de desnivel hasta el refugio del collado del Monch, donde nos reagrupamos.

Rapelando el Jungfrau

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
4ª Etapa: Mönchjoch Hütte - Finsteraarhornhütte (3.048)
 
 
El tiempo comienza a empeorar, pero aún hay margen para que una cordada rápida ataque el Monch (4.107). Cosa de un par de horas nos costó vencer la cima, defendida por una arista mixta culminada por hielo cristalino que obligó a extremar las precauciones.
 
 
Reunidos en el refugio decidimos continuar el plan, esquiando por el glaciar Emigschneerfäld con la intención de desviarnos para atacar el Fiescherhorn (4.048) y desde allí ganar el refugio del Finsteraarhorn. Sin embargo el empeoramiento del tiempo nos aconsejó pasar de largo el desvío y alcanzar el refugio por el siguiente valle, cruzando el collado Grünhornlücke (3.280).En la cumbre del Monch. Al fondo, el Fiescherhorn y superpuesto tras él, el Finsteraarhorn, cima más alta del macizo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
5ª Jornada
La mejoría del tiempo nos animó a atacar el Fiescherhorn desde la otra vertiente, por el glaciar Walliser Fiescherfirn, en lo que sería un recorrido de categoría y mérito para superar sus barreras de seracs y sus abundantes grietas que apenas dejan sitio para pasar. Lamentablemente, las condiciones que encontramos en los tramos finales de las dos cumbres del Fiescherhorn, junto con la llegada de la niebla, nos privaron de alcanzar lo que habitualmente son los dos cuatromiles más fáciles del macizo y que casi pudimos tocarlos con los dedos. El retorno exigió esquiar con máxima precisión cosiendo lo que aún se vislumbraba de nuestra huella de subida y con la ayuda del GPS, tratando de localizar el único puente de nieve, de menos de un metro de anchura, en la grieta transversal que secciona en su totalidad un glaciar que en este punto presenta más de medio kilómetro de ancho.
De nuevo en el refugio del Finsteraarhorn, con la sensación agridulce de no haber hollado la cumbre pero de haber salido con bien de un auténtico reto alpino.
 
6ª Jornada: Finsteraarhorn (4.274)En la arista NO del Finsteraarhorn.
Mientras una parte del grupo inicia el retorno al punto de partida (Blatten), el resto pensamos que la cumbre más alta del macizo bien merecía al menos un intento. Tras dudarlo, las condiciones nivológicas existentes en aquel momento nos aconsejaron prescindir de las tablas, pues parecían ser más un estorbo que una ayuda. La pendiente sostenida, casi desde el mismo refugio, permite ganar desnivel con relativa rapidez. Hay que cambiar de vaguada a través de un pequeño hombro rocoso (3.616), desde donde se acomete una nueva subida hasta la brecha Hugisattel (4.088). A partir de este punto comienza una larga arista, que en nuestro caso, presentaba un claro predominio de la roca sobre el hielo. Llegamos a asegurar con la cuerda algún punto (sobre todo en la bajada) pero finalmente alcanzamos la cima tras un par de horas de atención constante. La niebla, permanentemente en el lado noreste de la arista, parecía indicarnos que los pasos más practicables se encuentran en la vertiente suroccidental de la misma. De nuevo sobre la brecha, resta lo más fácil del retorno, aunque no lo menos peligroso, pues las condiciones de la nieve no garantizaban en absoluto el librarnos de las grietas, especialmente cuando se progresa a pie. Una vez en el refugio, que ya se nos había hecho familiar, celebramos el éxito de haber logrado la trilogía de cuatromiles más emblemática del macizo.
 
 
 
 
Glaciar Galmi.5ª Etapa: Finsteraarhornhütte - Reckingen (1.350)
Aunque la idea inicial era llegar a la localidad de Münster (1.390), en el refugio nos comentan que dirigirse a Reckingen es una opción más interesante puesto que tenía nieve hasta el pueblo. La mañana amanece soleada. Diez nuevos centímetros de nieve polvo prometen un esquí placentero. Hay que descender por el gran glaciar Fiescher hasta la cota 2700, tomar el primer glaciar a la izquierda (Galmi) y después el segundo collado a la derecha (3.382, el del Galmihorn). Desde este último punto decidimos aprovechar la ocasión para atacar el Vorder-Galmihorn (3.517). Normalmente es un pico fácil, pero de nuevo el hielo que doblaba las cuchillas y la presencia de grietas desanimó a más de uno. Sin embargo merecía la pena el intento puesto que la cumbre, íntegramente esquiable, permite iniciar un descenso prácticamente ininterrumpido de ¡2.200 metros de desnivel!, uno de los mayores de los Alpes. Y disfrutando de esa faena estábamos cuando oímos unos gritos: ¡Txema se ha caído en una grieta! Rápidamente los que íbamos por delante nos pusimos las focas para subir a ayudar, mientras que los que iban por detrás sacaron la otra cuerda. Afortunadamente había quedado Descenso del glaciar Rachi.muy arriba, aunque colgando de las tablas bocabajo. Tras hacerle llegar un cabo con un mosquetón para que se lo enganchara al arnés, pudimos izarlo. Como balance, la pérdida de la mochila y un bastón y el susto de ver una grieta enorme en primer plano. A continuación aseguramos el paso más delicado para que cruzara todo el grupo y continuamos el descenso encordados hasta salir del glaciar. Hacia el final del valle hay una pista que, entre bosques y laderas barridas por aludes, nos conduce hasta Reckingen, final de la travesía y de las emociones.
 
Participantes:
Manuel López, Jesús Brau, Carlos Gutiérrez, Alberto Fernández, Tanano, Luis Miguel, Txema, Cristina, Carlos Budría, Santiago Albesa, Francisco Jiménez y Carlos Mancho.
Fecha: Semana Santa 2005.