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Crónica: Pireneístas sin Fronteras al Vértice de Anayet.
Crónica de una nueva edición de Pireneístas sin Fronteras, con nuestros compañeros y compañeras del Club Alpin Français de Pau
Para este nuevo encuentro de Pireneístas sin fronteras habíamos quedado a las 8:45 en el Corral de las Mulas. Algunos vinieron desde Zaragoza, otros desde Pau, y otros estábamos ya por la zona desde el día anterior; en todo caso, entre unas cosas y otras, nos acabamos encontrando sobre las 9:30 en el parking de Anayet.
Cielo parcialmente nuboso, 5 grados bajo cero, viento de moderado a leve, saludos, presentaciones, un poco de español, un peu en francais, y en total 27 almas montañeras listas para disfrutar de una jornada de montaña invernal.
Colocación de raquetas, control de arvas, foto de rigor, y empezamos a andar sobre las 10:30. [Aunque en la foto no todos llevemos puestos los cascos, que conste que en el sector español los teníamos todos puestos instantes después, antes de arrancar.]
Fuimos subiendo por el barranco de Culivillas tranquilamente, entre charleta y risas, mientras el sol se iba elevando sobre el horizonte y poco a poco despejando las nubes. Cuando llegamos a los ibones de Anayet, el paisaje era espectacular.
Desde allí ya vimos que la ruta de verano no era una opción, dado que el viento había dejado una cornisa amenazante en el collado y, previsiblemente, una placa en gran parte de la subida. Más hacia el pico, sin embargo, la interacción del viento con la orografía había sido diferente y el riesgo era sensiblemente menor, así que los monitores decidieron atacar por allí.
En la base del pico hicimos la transición de raquetas a crampones, bastón por piolet, bebimos, picamos algo, y nos volvimos a poner en marcha pendiente arriba.
Llegamos al collado sin mayores problemas (unos metros con hielo en una parte expuesta, lo más destacable, pero sin incidencias) y aquí el viento sí soplaba con más intensidad.
Seguimos subiendo por la ladera noroeste para acometer el tramo final, pero a escasos 200 metros del vértice nos encontramos con una placa que se iba resquebrajando a cada paso que dábamos. Y llegados a este punto, los monitores, con buen criterio y gran sensatez, decidieron que era el momento de darnos la vuelta.
Deshicimos pues nuestros pasos, primero hasta el collado y luego hasta donde habíamos dejado las raquetas.
Paramos allí un rato, a comer, beber, charlar, disfrutar del paisaje, recoger los bártulos, y finalmente comenzamos la bajada hacia los coches, mientras poco a poco el sol se desvanecía entre las montañas y la luna creciente ganaba altura.
Al final, 10 km y 6h20′ de actividad.
Track de la ruta: https://es.wikiloc.com/rutas-alpinismo/vertice-anayet-22339192
Siempre da un poco de rabia quedarse a 200 metros de cima y no llegar, pero el verdadero éxito de una excursión es llegar a casa enteros y habiendo disfrutado de la montaña.
No os perdáis el video de la excursión
¡Hasta otra! à bientôt!
Texto: Carlos Montañés.
Fotos: Ana Cristina, Natalia Taules, Víctor Maestro, Jorge Álvarez, Carlos Montañés
Vídeo: Pepe Barbany
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