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Crónica de la promocional a la Punta Zarre.
Los días 16 y 17 de junio, trece montañeros de nuestro club, ascendieron a la Punta Zarre, no sin que ésta se cobrase algún peaje.
Hotel Norte de Villanueva de Gállego, sábado 14:00h. Hora de vermouth. Escalonada y puntualmente van llegando hombres y mujeres que se agrupan y les une una característica, van vestidos de colorines, hablan de montañas y no dejan de sonreir. Tras los saludos, besos y abrazos de rigor, apuran unos cafés con hielo y tras la orden del Jefe, Pepe Barbany, se distribuyen en dos furgonetas que cargan con pesadas mochilas de las que cuelgan piolets, cascos, sacos, esterillas, tiendas de campaña, bastones, silbatos, gps, botellas de agua… en definitiva un equipamiento que denota que esa gente no van a dar un paseíto vespertino.Enfilamos dirección N hacia Baños de Panticosa y los vehículos son azotados por un fuerte viento que obliga a los conductores a sujetar con fuerza el volante. En dos horas y media aparcamos junto al refugio de la Casa de Piedra donde nos esperan Sara y Mikel. Habían subido a dormir la noche anterior y ocuparon la mañana subiendo algunas paredes.Antes de emprender el ascenso hacia nuestro dormitorio en altura, cerca de los ibones azules, Pepe pasa revista militar para asegurarse que llevamos el equipo completo. Apenas cumplido este necesario trámite, comienza la aventura de los trece expedicionarios a saber: Pepe Barbany proponente y líder del Grupo. Alberto y Koke lugartenientes. Javitxu y Sergio becarios avanzados y la tropa compuesta por Ainhoa, Laura, Mª Jesús, Sara, Mikel, Javier, Jorge y Víctor.A las cinco de la tarde, hora taurina y lorquiana, comienza la ascensión. Las primeras cuestas son las más complicadas. Las mochilas aún no están adaptadas, siempre hay algo que corregir hasta que forma una comunión con la espalda que se convierte en parte de uno.Subimos por la margen derecha del río Caldares y hacemos una primera parada en el Mirador de la Reina desde donde se contemplan los diferentes edificios y las ruinas que nos han dejado los especuladores, con la anuencia de las autoridades.Este año el deshielo hace cauces por todas partes provocando enormes y espectaculares cascadas no vistas desde hace años.Continuamos la subida por placas de granito aborregado y por algunos pasos, delicados en invierno, asegurados por sirgas a modo de pasamanos. Y paso a paso llegamos hasta la pradera del Bozuelo (1850m), repleta de flores y aperitivo de la Cuesta del Fraile.
Tras innumerables lazadas llegamos al alto junto a la cascada del Salto del Fraile, quedando a la derecha el refugio de Bachimaña y el ibón bajo. Continuamos progresando por falsos llanos y a partir de 2200m empezamos a pisar nieve discontinua, segura y muy pisada. Atravesamos pequeños barrancos, el entorno es fantástico, la luz espectacular y el grupo disfrutando por la belleza del entorno.
En la planicie y cuando llegábamos a la zona de acampada, Mª Jesús pisó una plataforma metálica muy inestable, que le produjo un profundo corte dejando la tibia a la vista. Pasado el susto inicial, Alberto le hizo una perfecta cura de emergencia. Cualquiera le dice a nuestra compañera que se diese la vuelta con lo que estaba disfrutando.Sin prisas ni pausas cada binomio se apresta a montar sus tiendas. La pradera está húmeda y estamos en una isla. Este año el deshielo va a tardar mucho tiempo estamos a 2.500 m y queda mucha nieve por arriba. Al ponerse el sol la temperatura baja notablemente, de modo que cenita rápida y al saco, que a las siete Pepe tocará la trompeta.
A la hora fijada, algunos antes, nos hemos ido desperezando. Hay quien ha pasado la noche inquieto pensando que las aguas iban a arrastrar las tiendas, y hasta tenía un plan elaborado sobre lo que hacer si se hubiera dado esa circunstancia. Pero ahora toca desayunar, preparar el equipo y a por el objetivo.La mañana está muy despejada, se prevé un magnífico día. El grupo progresa junto, a ritmo cómodo. La pendiente se va haciendo más dura y pronto tenemos que calzarnos los crampones para progresar en dirección NW con una empinada pendiente que nos conduce hacia una brecha para alcanzar la base de la chimenea.
Aprovechamos para quitar crampones y empezar a progresar por terreno muy descompuesto, llevando cuidado de no tirar piedras y a la vez mantenernos seguros. Hay fisuras y buenos agarres, la parte más expuesta es un diedro (II+) que gira ligeramente a la derecha hacia una parte herbosa.Acabada la chimenea nos dirigimos hacia la cresta Este, que aunque no difícil, conviene no confiarse. Los pasos son verticales con algún hito que nos va guiando y concentrados por la inestabilidad de la roca.
Tras la entretenida subida, alcanzamos los 2.947m de la cima. Si tuviera 53m más, estaría más concurrido pero como no llega a la cifra mágica…. Esto al grupo le da igual, incluso bautizamos como “Cima de Laura” un montículo que destacaba sobre la “oficial”, al ser ella la primera que lo pisó. Desde la cumbre divisamos los picos de El Infierno, La Gran Facha, Tebarray, Vignemale a lo lejos, Llena Cantal y por abajo los maravillosos ibones azulesEntre fotos, abrazos, bromas, risas, almuerzos y felicitaciones pasa un buen rato. Tiempo que aprovechan los monitores para decidir el camino de vuelta y que no va a ser otro que bajar hacia los ibones de Pecicos, que están helados, para completar una ruta circular bajando por la cara NE.Esta cara sobre el papel es la más fácil… sin nieve, pero con el blanco elemento, las viras no se aprecian y hay que adivinar el camino. Los primeros destrepes son “delicados”, sobre todo por la precaución que hay que tener para no tirar piedras a los compañeros.
Bajadas las dos primeras repisas toca rapelar por nieve y buscar sitio seguro para montar la reunión, cosa nada fácil. Colocadas las instalaciones, el grupo supera el primer rapel y en el segundo, este narrador metió el pie en un agujero y se golpeó contra una piedra. Puedo asegurar que vi las estrellas. El dolor era muy intenso, tanto que me quedé “clavado” unos 20 minutos, sin poder moverme. Tan grande era la molestia que le pedí a Pepe que avisara al GREIM. Las emisoras y los teléfonos no contactaban con los servicios de emergencia, por lo que se decidió que el grupo avanzara y Pepe, Koke y un servidor esperaríamos el auxilio.
El efecto de un calmante me animó a intentar al menos bajar a los ibones de Pecico, para facilitar la maniobra de rescate. Encordado a Pepe y siguiendo la huella de Koke, fui bajando escalón a escalón, poco a poco. Los ánimos de mis compañeros y su ayuda junto con la medicación, me dieron fuerzas como para decirle al líder que se pusiera en contacto con los compañeros y que no pidieran ayuda.
Despacio, con sed y calor progresamos hasta que nos juntamos con el grupo para deshacer el campamento y bajar hacia la casa de Piedra por el bonito camino de subida.Casi anocheciendo brindamos con unas jarras de cerveza por el éxito y por el buen hacer de nuestros guías y becarios. Punta Zarre se cobró dos heridos pero estamos agradecidos por habernos dejado alcanzar su cima. La montaña cobró su tributo.
Deseando otra aventura.
Texto: Víctor de Andrés
Fotos: Alberto Lasala
PD. El tropiezo con la piedra dio un resultado de “Traumatismo costal izquierdo con fractura costillas 9-10 izdas. Reposo y evitar esfuerzos y movimientos bruscos”.
La lesión de Mª Jesús también requirió tratamientos especiales. La herida era muy profunda y tardó varias curas y semanas hasta que cicatrizó definitivamente.
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