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Aire libre: Otoño en Hecho (Boca del Infierno)
Salida de Aire Libre el día 27 de octubre. Ruta circular en la Boca del Infierno
Ruta circular para disfrutar y fotografiar la magia otoñal. La boca del Infierno es el estrechamiento que hace el Valle de Hecho después de su paso por el pueblo de Siresa, quedando encajonado por la Sierra de los Alanos al Oeste y las estribaciones de Punta Aguerri por el Este.
Comenzaremos en el puente de Santa Ana, dirección a la Selva de Oza por la Calzada Romana. Pasaremos por la Torre del Castillo Viejo (torreón defensivo del siglo XVIII) y llegaremos al antiguo Campamento de San Juan de Dios, donde cogeremos la senda de los Ganchos PR-HU21 entre bosques de hayas y pinos para volver al puente de Santa Ana.
Distancia: 9 km // Desnivel: 400 m
Duración: 5h // Dificultad: media
Material necesario:
- Botas o zapatillas de montaña
- Mochila
- Bastones
- Agua (mínimo 1.5 litros)
- Comida de picnic
- Gafas de sol y gorra
- Protección solar
- Ropa de abrigo
Saldremos en AUTOBÚS el domingo 27 de octubre a las 7:30h c/ Coso (esquina Policarpo Romea), frente al hotel Ibis
Para más información contacta con el Club:

Venancio Rodríguez Sanz
DON OTOÑO Y SU ORQUESTA
Hoy fui al valle de Hecho. El autobús nos dejó en el puente de Santa Ana. Desde allí cogimos la calzada romana que transcurre por el tramo de la derecha de río Aragón Subordán y nos dirigimos hacia el puente de Ysil, próximo al antiguo Campamento de San Juan de Dios. Y desde allí, volvimos al bus por la orilla izquierda del río. Dentro de mi mochila cargaba un bocadillo, agua y un invisible, aunque pesado fardo de problemas que se colaron en ella como un polizonte. Una espesa alfombra de hojas mojadas hacía el caminar más liviano y silencioso. El rocío de la mañana había hecho lo que en él es costumbre. Todo irradiaba frescura: las hayas sudaban: el boj transpiraba, al musgo adosado a los troncos y rocas le corrían gotas por la frente… Al fondo del valle, una espesa nube ocultaba las almenas nevadas del Castillo de Acher, Por encima de las laderas, las impresionantes moles del Puntal de Valencia y la Peña Agüerri emergían acusadoramente por encima de una delgada neblina. El concierto en Do Mayor del Aragón Subordán resonaba en todo el valle estruendosamente. Todo sonaba al compás bajo la experta batuta del internacional maestro, don otoño. En ocasiones, el sol me guiñaba un ojo y en otras, jugaba a las escondidas entre las nubes. Me decía:” Ahora me ves, ahora no me ves ¡cucú!”. Con el corazón sublimado, en cada giro del camino admiré las notas de los colores que se hacía todavía más admirable cuando el sol atravesaba las hojas con sus flechas de amor. Sumido en los acordes de los colores, aromas y sonidos, mi espíritu se elevó sobre el valle como un armonioso pájaro y mis problemas volaron con él. Me dije: Gracias, Dios mío, por el inmerecido y magnífico don que nos otorgas…
Venancio Rodríguez Sanz