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Crónica Alta Montaña: Tucas de Vallibierna y Culebras

Tuca de Vallibierna y Tuca de Culebras porla cresta de Roques Blanques. Cresta de Solana de Llauset.

Para este mes de Septiembre la sección de Alta Montaña había fijado la salida al Pic Long, en el Pirineo Francés, desafortunadamente la Dana afectó fuertemente las zonas de montaña, cerrando pasos fronterizos, entre ellos el del túnel de Bielsa, por el que teníamos que pasar.
Lejos de amilanarse los organizadores, plantearon una alternativa muy diferente que no iba a defraudar a los participantes, dos jornadas, el sábado con la cresta de la Solana de Llauset, y el domingo la Tuca de Vallibierna, por la cresta de Roques Blanques, y la Tuca de Culebras.
 
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Así que, como en otras ocasiones, se quedo a las siete de la mañana en la oscuridad del parquin del hotel Norte, donde tras un breve momento de presentaciones y reencuentros, nos enfilamos por la autovía hacia el embalse de Llauset, al que tenemos unas horas de trecho, que aprovechamos con nuestros compañeros de viaje para ponernos al día o sino los conoces el tema de conexión es sencillo.
 
Paramos a desayunar, desperezarnos, o estirar las piernas, en la Panadería del Puente de Montañana, donde además del café, degustamos una muy rica repostería. Así que ya mas despejados, coches de nuevo. La carretera nos obliga a entrar y salir durante bastantes tramos entre Aragón y Cataluña hasta que tomamos el desvío de la localidad de Aneto (hay anécdotas
que alguno apareció por ahí, pensando que llegaba a la cima del Aneto) que nos lleva por la carretera de Llauset hacia el embalse. Y a partir de ahí, empieza un autentico festival de luz y colores carecteristicos de la alta montaña, impulsado por la altura que vamos tomando, hasta que entraremos en la oscuridad del último y largo túnel, donde a su salida la luz nos cegará y seremos recompensados con el brillo del reflejo del agua del pantano, movida por una leve brisa, la majestuosidad del paisaje único y la grandeza de la Tuca de Vallibierna. El pequeño parking está casi al completo, menos mal que no hay bar, restaurante, tirolinas, o telesillas que atraen el turismo de masas.
 
Una vez aprovechado hasta el último hueco para aparcar, nos toca ponernos en faena de inmediato, calzado, ropa, material, reparto de cuerdas para los porteadores voluntarios y nos ponemos ya en marcha, para ascender la Cresta de la Solana de Llauset, iniciándose esta tomando un sendero pasado el túnel, que arranca zigzagueando y con buen desnivel para ir calentando. Llegamos a una zona amplia a pie de cresta, donde los monitores nos van organizando en cordadas (mi veterana juventud dice que es más difícil encontrar pareja de escalada, que pareja sentimental), se repasan conceptos teóricos, se habla de material, las cuerdas, el encordamiento, la colocación de cuerda sobrante, y por supuesto antes de arrancar el checking de nudos que supervisa nuestro monitor.
 
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Y llega el momento deseado ¡a crestear!, el primero de la cordada (Novela de Roger Frison Roche) ira pasando la cuerda aprovechando los elementos de las rocas, procurando un buen

deslizamiento de la cuerda, marcando la trayectoria de la cordada y en los puntos donde no hay elementos naturales, colocando fisureros o friends, supervisados por nuestro monitor, el segundo ira pasando por los sitios marcados, el último recoge material. El segundo y tercero están pendientes de llevar la cuerda tensa y atentos a los movimientos del compañero que le precede.

“Una cuerda une entonces a dos seres que no tienen más que una vida (…) dos hombres no pueden ya sentirse extraños cuando comparten la misma suerte, buena o mala”
Gastón Rebuffat
 
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Y ya vale de teoría, hablemos de las sensaciones de trepar, los dedos tocando la roca, el esfuerzo de ascender, ver progresar otras cordadas, detenerte unos segundos en ver la montaña que te rodea, los colores azulados de algunos ibones que vamos descubriendo. La satisfacción de llegar a la cima, sentir el viento fresco que te obliga a abrigarte, ese sol brillante de la tarde, que va dando un tono diferente, las fotos de rigor y ¡ al refugio a por el premio!

Iniciamos un descenso rápido, hasta el refugio del Cap de LLauset, donde no pernoctamos, por plaga de bichos en algún dormitorio ¿quién dijo que la montaña era un deporte de aristrocratas y burgueses? Una consumición rápida y el parking, que es nuestro campamento base, donde llegamos en casi una hora. Ahí dadas ya las horas empieza el momento de cenas, preparar el vivac, la furgo, el coche, la tienda, y en poco rato nos invade el silencio del descanso. La noche es templada, interrumpida por alguna ráfaga de viento fuerte y una luna brillante, que desaparecerá dejándonos en la oscuridad, la silueta oscura de la Tuca de Vallibierna, velará por nuestro sueño.

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A las seis de la mañana, en la oscuridad, empieza el bullicio, una actividad frenética, un té caliente, organizar, vestirse, recoger el saco,….

Si no te haces la cama todos los días, tu vida será una mierda…… Voytek Kurtika a su hija adolescente.

A las siete todos reunidos y salimos con las primeras luces, rumbo hacia la Tuca de Vllibierna, volvemos por el camino paralelo al pantano que ya hicimos ayer de retorno, a la altura de la cabaña, nos desviamos hacia el oeste, donde se atisba la base de la cresta de les Roques Blanques, ahí nos reunimos de nuevo, para organizar las cordadas, repitiendo los mismos componentes que la jornada anterior. La cresta arranca con unos pasos bastante cañeros, aunque luego, me parece que se diluye un tanto, combinado con fuertes trepadas, la roca granítica, lija las yemas, ganamos altura y las vistas se vuelven espectaculares, el día, soleado, cielo despejado, la vista se pierde en la lejanía. La cresta se va suavizando a tramos, con pasos entretenidos combinando con pasos de fuerte pendiente, hasta que enlazamos con la vía normal, ya casi en la antecima. Desde ésta, hasta la cima, apenas ninguna dificultad, si que nos encontramos en algún paso concreto gente atascada. Una vez en la cima, fotos, comentarios, dejarse envolver en la magia del momento,

"Una gran escalada es solo aquella que lleva al hombre a sentirse mejor consigo y mejor
también con los otros."
Walter Bonatti.
 
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Una vez reunidos, nos dirigimos al famoso Paso del Caballo, que nuestros monitores aseguran con una cuerda fija (paso equipado) por el que pasamos, para hacer cima en la Tuca de Culebras, ahí de nuevo reunión, se aprovecha para comida, mas fotos y la definitiva con la bandera del club. Emprendemos el descenso por la vía normal del Pico Culebras hacia el Collado de LLauset, donde sorprendentemente acaba la roca y nos adentramos en una zona de terreno volcánico, que nos permite un descenso veloz. De ahí, nos dirigiremos hacia la cola del pantano, llevando todos un paso firme, se han acabado las conversaciones, es la sensación que se impone el modo retorno, acabar, y así llegamos al parquin donde se rompe ese momento y entramos en la euforia, de los abrazos, las risas, los agradecimientos, algunas cervezas corren por ahí, mirar el pico en la lejanía, volver a mirar los brillos de la pantano como despedida.

"Todos los paisajes de montaña contienen historias: las que leemos, las que creamos y las que soñamos".
Michael Kennedy
 
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Quiero agradecer y me aventuro en nombre de todos los componentes, a los monitores, por su iniciativa, la buena organización, y la seguridad que nos han aportado: Jesús Mateo, Alberto Lasala, Alberto Morales y Victor Maestro.

Texto: Luis Vallés