La excursión a Frondellas se tuvo que cambiar por la ascensión a Besiberri Sur. Aquí está la crónica de lo acontecido.

Iniciábamos la excursión contentos, alegres de reunirnos y compartir un tiempo de disfrute los unos con los otros.
Algunos nos conocimos por primera vez, otros nos reencontramos después de coincidir en excursiones o cursos del club.Comenzábamos la ruta sin nieve y conforme ascendíamos veíamos más y más nieve a nuestro alrededor. La nieve no estaba en el estado que nos hubiera gustado, es decir más dura para poder utilizar crampones y facilitarnos el ascenso.

Encontramos un lago, era muy bonito, las ganas de llegar se hacían más fuertes. Nos quedamos mirando la inmensidad del paisaje y contemplando insólitos la gran cantidad de nieve que había a nuestro alrededor. Empezábamos el ascenso que parecía “fácil”. Poco a poco con cada paso que dábamos, veíamos que se convertía en una ascensión dura y digna del más fuerte.
Una ascensión que duró 6 horas.Los monitores que son casi inmortales como pensamos muchos, empezaron a abrir huella, la nieve les llegaba hasta la rodilla, conforme avanzábamos empezaba a llegar hasta la ingle e incluso hubo tramos que un poco más.

Los monitores no son inmortales como pensamos, son seres humanos que también se cansan así que nos pusimos manos a la obra todos y empezamos a trabajar en equipo para que todos abriéramos huella para ascender hasta la cumbre del Besiberri y así compartir ese esfuerzo en equipo.
Nos turnábamos, primero era cada 10-15 min por persona, pero conforme ascendíamos nos cansábamos más y más y rotábamos cada menos tiempo, pero nuestra ansia de llegar a la cumbre no cesaba.
Queríamos observar esa gran inmensidad desde el punto más alto y por unos momentos sentirnos unos puntos insignificantes en el mar blanco.Todos pusimos de nuestra parte para que el camino a pesar de ser duro con nieve blanda se nos hiciera más ameno, reímos, algunos cantábamos y otros hablábamos entre nosotros compartiendo experiencias de vida.Teniendo la cumbre a 300mts de desnivel veíamos que se desvanecían nuestras ilusiones, Mordor apareció y llegó a la cumbre haciendo que fuera imposible o casi peligroso llegar hasta ella.Tuvimos que darnos la vuelta, ¡pero no penséis que el descenso fue más fácil! Fue tan cansado como el ascenso, solo que esta vez era más cansancio mental de llegar y tocar tierra, algún punto en el que nuestros cuerpos no se hundieran y no nos costará salir de la nieve.Hubo un compañero que dijo, “lo importante es el camino y no la meta”,  ¡que razón tienes! El buen tiempo que pasamos juntos, risas y miradas de complicidad sustituye esos 300 mts que no pudimos subir.

La cumbre siempre estará ahí, la compañía y el buen rato que pasamos no.¡Gracias a todos por un excelente ascenso y un descenso exquisito!¡Nos vemos en la próxima!

Patricia Escuer