Llevaba mucho tiempo queriendo vivir esta experiencia, no sabía en que iba a consistir, caminar conscientemente, ¿acaso no somos conscientes de nuestro camino? Pues al parecer muchas veces no, las prisas, la mente que no para…no nos deja disfrutar de ese camin.

El monitor del club nos lo transmitió de una manera muy generosa, disfrutando sin prisas, parando, observando y mirando de verdad, sintiendo el cielo como compañero en todo momento, explicándonos y nutriéndonos con su saber, cuidándonos desde la cercanía… El grupo se fue empapando de esa buena energía, del entorno, de las aportaciones de l@s compañer@s..., la risa y complicidad iba aumentando con el camino, un camino con una parada muy especial donde teníamos preparada una actividad sorpresa, construimos un instrumento ancestral, la bramadera que hicimos sonar a través del viento. Ojalá todos nuestros caminares sean conscientes y así de bonitos para no perdernos la magia de la vida. Gracias por crear estos espacios y compartirlos, ¡con ganas de más!

Rebeca Lasheras

 

Lo súper recomiendo!!! Gente muy maja y amantes de la naturaleza. Mi última excursión fue a los Mallos de Riglos con la sección Caminar Consciente) y me lo pasé muy bien. Aprendí un montón de cosas, así que ...ojalá pronto preparen otra!!

Aitana de Miguel

 

En esta ocasión tuvimos un caminar con muchas conversaciones en las que compartimos conocimientos, experiencias y opiniones sobre muchas cosas. Desde la composición geológica de los mallos hasta el futuro que le espera al montañismo de la mano de los jóvenes que toman nuestro relevo.Ya en el inicio, nos detuvimos a admirar como un grupo de escaladoras comenzaban a trepar por una de las paredes. Alberto nos dio unas pinceladas de cultura general básica de escalada. Charlamos sobre el reto que supone afrontar una pared así. De la exigencia física y mental que conlleva, de seguridad, de confianza en los compañeros. Seguimos nuestro caminar ascendiendo despacio por las suaves pendientes alrededor de los mallos. Atendiendo a la vegetación y al majestuoso planear de los buitres que nos acompañaron durante toda la jornada. Fernando nos avisó de la presencia de un quebrantahuesos, y aprovechó para contarnos la historia de esta especie prácticamente extinta hace unos años y cómo, felizmente, se está recuperando la especie. Al rato llegamos al punto más delicado de la excursión. Un paso estrecho y expuesto que nos exigía un poquito de esa concentración y fuerza mental que habíamos visto en los escaladores. Lo superamos con éxito. ¡Enhorabuena Carmen y Marta!. Llegamos al punto más alto y aprovechamos para descansar y comer con unas vistas impresionantes. En un entorno de silencio evocador, paz y tranquilidad. Seguimos la marcha hacia el collado dónde se había programado la actividad sorpresa que distingue a todos los “caminares conscientes”, y nunca decepciona. Esta vez intentamos hacer sonar una bramadera. El primer instrumento de viento que construyeron nuestros antepasados. También Rebeca nos tenía preparada una sorpresa en forma de postre exquisito, gracias! Sólo nos quedaba el descenso. Este último caminar consciente finalizaba, pero todavía nos aportaría una cerveza con tertulia que completó un día fantástico. Gracias al monitor por todos los momentos especiales que hemos disfrutado, esperamos ilusionados nuevos proyectos para año que viene.

Ignacio Cruz

 

Qué maravilloso rincón de nuestro Aragón ... ahí están imponentes , altos y elegantes ...con ese color tan característico...rodeados por el río Gallego .